domingo, 26 de julio de 2009

ANÁLISIS DE VERANO


Por el título, se puede comprobar fácilmente que no se trata de un nuevo capítulo del Lucky 3, que por supuesto está “in mente”, pero tal como expuse antes de iniciar mi narración, no pretendo en absoluto abandonar mi análisis y mis comentarios con respecto a las siempre distintas e interesantes realidades que nos envuelven.

Seguimos en crisis, y esta no nos va ha abandonar en mucho tiempo. Es más, el “oráculo” prevé tiempos aun peores a partir del otoño y durante el 2010. Inmersos en medio de una tragedia griega, donde todos somos actores, observo con desencanto como la condición humana es sometida a toda clase de manipulaciones y limitaciones, y como curiosamente cada vez son menos los que disponen de un estatus medio para hacer frente a la vida cotidiana, y al desarrollo de la misma en ámbitos como la familia, la educación, la sanidad, etc.

Hace unos días,, un cliente habitual del restaurante me planteó un tema que ciertamente no deja de ser aterrador para la cada vez más escasa libertad del individuo: El Trabajo como bien escaso.
Si nos fijamos cuidadosamente en la situación y niveles de paro actuales, evidentemente notaremos como gracias a una pésima educación en las escuelas, muchos jóvenes decidieron a mediados y finales del los 90 del siglo XX abandonar los estudios y sin “oficio ni beneficio” buscar trabajo , ganar dinero para vivir, o subsistir y divertirse. Sus trabajos, camareros, cocineros, dependientes, construcción, limpieza, etc., en la actualidad son los desempleos que más abundan, en competencia además con los procedentes de los inmigrantes. Da fe de ello los currículums que diariamente dejan en el restaurante, en busca de cualquier trabajo, y con absoluta disponibilidad horaria.

Son trabajos dignos, pero en realidad de escasa categoría, que implican un gran esfuerzo físico , apenas mental y que en algunos momentos fueron medianamente bien remunerados;nadie estaba dispuesto ha hacerlos, debido a la multitud de horas empleadas y escaso tiempo libre.
Ante esta situación, el esfuerzo mental y la base técnica o humanística, ha quedado relegada a algo lejano, arduo, sin interés, insulso, consiguiendo con ello acabar con el espíritu crítico, del que hace tiempo ya comenté. Sin embargo, curiosamente se está estableciendo una extraña criba porqué hay jóvenes que sí terminan sus estudios. Son ambiciosos y pretenden escalar puestos en la sociedad. Son los menos, pero son los que en un futuro no muy lejano disfrutaran de un empleo; es decir, el trabajo será para una clase privilegiada y el resto será sometido a la “esclavitud” , a trabajar más horas por menos dinero, o bien ganar dinero, pero trabajando muchas horas, sin libertad para disfrutar de la vida o de la familia.

Serán personas que apenas sabrán leer, y que desearan con toda intensidad disfrutar de los bienes materiales que el dinero puede ofrecer, a pesar de que ello les endeudará de por vida.
La desaparición de la clase media es un hecho; todos queremos gozar de lo que hacen los ricos, pero muchos han sido ricos porque han conservado sus fortunas, y son elitistas y exclusivistas. Aparentaran socializarse y mantener posturas de igualdad con respecto a la masa, pero en su fuero interno, no se mezclaran con ellos. El mayo del 68 terminó hace mucho tiempo y para nada somos iguales.

Muchos se sorprenden de que la situación actual no desemboque en disturbios y grandes alteraciones del orden público, violencia, por doquier y destrucción. En el caso español, el gobierno evita al máximo esta posibilidad, desoyendo a la CEOE e incentivando de nuevo las subvenciones a los cuatro millones largos de parados, por miedo a perder el poder y los distintos medios que posee para su control.

Pero , y ¿el factor humano? No sabemos quien o quienes planifican nuestro futuro. Por supuesto, no elegimos a nuestros representantes ni al gobierno que nos gobierna. Sutilmente nos viene impuesto, pues la democracia no existe en su esencia, sino en apariencia. No obstante, ¿quien puede controlar el factor humano? Recuerden la teoría del caos: todo puede seguir un curso estratégicamente planificado hasta que una mínima desviación conduce al desastre... no planificado, como en este caso puede ser la mediocridad existente en todos los ámbitos, como consecuencia de esa mala educación señalada al principio de este artículo .

Prueba de ello es el reciente discurso de Barak Obama ante la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, en sus siglas en inglés):

"Tenemos que decirle a nuestros hijos: sí, si eres afroamericano, las posibilidades de crecer entre la delincuencia y las bandas son mayores; sí, si vives en un barrio pobre, te enfrentarás a dificultades que algunos en los barrios residenciales ricos no tienen que sortear. Pero eso no son razones para tener malas notas, eso no son razones para faltar a clase o para abandonar los estudios. ¡Basta de excusas! Nadie ha escrito tu destino por ti. Tu destino está en tus manos. ¡No hay excusas!" (...) "Quiero que aspiren a ser científicos e ingenieros, doctores y maestros, no sólo jugadores de baloncesto o raperos. Quiero que aspiren a ser jueces del Tribunal Supremo o presidentes de Estados Unidos de América", dijo el presidente negro".

Sólo hay que cambiar el color de la piel y aplicar el discurso a todo hijo de vecino. Evidentemente no podrán ser Presidentes de los EE.UU, pero con esfuerzo se puede llegar a ser alguien, digno y respetado. Y la única forma de conseguirlo es con esfuerzo, estudiando, conociendo, aprendiendo, leyendo... rodearse de arte y ciencia, asumir responsabilidades y marcarse retos. Vivir un mundo más espiritual que no se adquiere con dinero. Pero también he de reconocer que lo que expongo es una utopía, y veo con temor el hecho de que el trabajo será un bien escaso. Lamentablemente, nuestra sociedad está demasiado anclada en materialismo para poder llevar a cabo un cambio. Tal vez debemos confiar en el factor humano y alguna generación más.
P.S. Próximo post: continuación del Lucky 3

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola: precisamente este tema, la escasa cualificación de buena parte del mercado laboral español – como algunos dicen “somos un país de camareros y albañiles- y sus consecuencias sobre la estructura económica, es tema recurrente de conversación con amigos y colegas.
Para muchos ha sido terrible descubrir que éramos pobres y seguimos siendo pobres (por lo que no deberíamos habernos endeudado tanto).
Pienso que la educación es un tema muy serio, y que los partidos políticos deberían tener el valor de ponerse de acuerdo y plantear una reforma en profundidad y durarera del sistema educativo.
Pero, a ver quien se atreve, después de décadas de predicar una falso “igualitarismo”, que ha llegado a igualar, si, pero en la mediocridad. Precisamente ayer (26), el diario “El País”, publicaba un artículo de Vargas Llosa sobre las nefastas consecuencias de los postulados del célebre Mayo del 68 (“prohibido prohibir”) que han llevado al desprestigio de toda autoridad, incluyendo en el aula. Y esto es solo un aspecto.
Dice Vargas Llosa: “Creyendo hacerlo para construir un mundo de veras libre, sin represión, ni enajenación, ni autoritarismo, los filósosfos libertarios como Michel Foucault y sus inconscientes discípulos obraron muy acertadamente para que, gracias a la gran revolución educativa que propiciaron, los pobres siguieran siendo pobres, los ricos ricos, y los inveterados dueños del poder siempre con el látigo en las manos” (pag. 35)
Pero dejando a un lado los aspectos económicos y materiales en general, como que mayor nivel de estudios lleva a mejores trabajos, está el aspecto digamos “espiritual”, palabra que seguramente muchos no se tomarán en serio, pero lo cierto es que una persona culta y con intereses humanísticos, no solo tiene más opciones para ser feliz, sino que puede desenvolverse mejor en el mundo y con sus semejantes.
Por cierto, que la crisis ha producido un cierto “retorno a la escuela”, como refugio ante la falta de trabajo, o en busca de mejores oportunidades.
Tienes razón en cuanto a que también hay jóvenes que terminan sus estudios, e incluso los conozco que adorran estudiar (una minoría, pero ahí está).
Acerca de las subvenciones: creo que estas deben ser para atender a los que realmente las necesitan, pero el peligro es que se caiga en una especie de “subvencionitis” (perdón por el neologismo).
Para acabar: tanto leer sobre el Lucky 3, me dan ganas de conocerlo algún día.
Un abrazo desde El Maresme.

Rosa Isabel

Marta Teixidó dijo...

Hola Rosa Isabel,

Esplendido análisis de mi análisis valga la redundancia. Evidentemente te basas en la educación por ser el tema que dominas, pero el aspecto de encontrar el "trabajo como bien escaso", cuesta de aceptar, pero en realidad el camino a seguir es ese. Un trabajo digno va a ser un bien preciado, al alcance de unos pocos, minoria selecta intelectual, estando algunos dentro del poder económico.

Va a ser una lucha enorme. Toda esta situación me recuerda a los films de Mad Max. La lucha era por conseguir gasolina en un mundo destruído y salvaje. La selva no sólo se encuentra en los trópicos, sino en medio de nosotros.

Besos y nada, te acercas cuando quieras al Lucky 3. Serás bienvenida.

Mertxe dijo...

Te he leído atentamente, con la misma atención he leído a Anónimo, y debo añadir a modo de corolario, aunque esto ya esté implícito en vuestros textos, que el panorama es pavoroso. Nada es ajeno a nada, todo tiene una exacta correlación. Entre nosotros, aplicando la lupa doméstica a España, de una Constitución que nació muerta porque suponía la aceptación de un imperativo categórico (el Régimen no murió, como se cree), todo lo que ha seguido está viciado, corrupto, podrido. Esto en lo político, pero como lo político determina lo social, y en lo social entra la religión, resulta que si once millones de votante vota lo que votan, una y otra vez, una y otra vez, y siempre guiándose de la flamante etiqueta que se han puesto en la solapa los votados (la mayoría de ellos justo en el hueco que ocupada la otra etiqueta), pues ya está, ya está, no le demos más vueltas. Tenemos lo que nos merecemos: por mentecatos, por acomodaticios, por crédulos... Diecisiete autonomías, es decir, diecisiete Españas. ¿Qué siente el ciudadano-pensante, 31 años depués? Ha pasado por muchas fases. Primero fue asombro, luego desorientación, ahora ya, repito, es miedo. Miedo porque esto, que en sus orígenes fue una aberración (y admito que nunca sabré si necesaria para salvarnos de algo peor), ahora, siguiendo las inexorables leyes del universo, es ya el abismo.

¿Podremos librarnos? La historia repite sus historias, no con los mismos trazos, pero las repite. Y yo tiemblo todos los días...