domingo, 13 de abril de 2008

TIEMPO Y ORDEN

Somos insignificantes mortales. Los dioses, no dudan en recordárnoslo. Y lo hacen de forma implacable: a través del padecimiento y de la impotencia ante el mismo.

Los acontecimientos relacionados con la enfermedad de mi madre, han provocado durante el pasado trimestre, un sinfín de cambios, y sobre todo de imprevistos, pues cada mes me he visto obligada a pasar unos días de hospital.

Mi vida, que siempre se ha regido por el orden como principal hilo conductor de la misma, y que además me permite disponer del tiempo necesario para mis actividades, se ha visto trastornada por estancias en el centro médico, de interminables horas de espera para : de resultados, de ambulancias, de pruebas, etc.

Evidentemente se alteró el orden en mi vida, pero curiosamente, a través de lo improvisto, se creó otro orden; el del control de las enfermeras de las constantes vitales de mi madre, la visita de los médicos para comunicar resultados, la limpieza de camas, personas y habitaciones y lo más interesante de todo, un curioso diálogo con desconocidos, aportando cada uno su particular improvisación, en base a la enfermedad de sus familiares.

Las interminables horas de hospital especialmente en la UVI, donde ni el ambiente ni el momento permiten otra distracción que el ir pasando las horas dormitando como se puede, también invitan a la reflexión y el tomar conciencia de lo poco que somos ante el destino, de cómo dependemos de los dioses, o yo como católica, de Dios: “El hombre propone y Dios dispone”.

A través de la medicina, el ciclo vital ha obtenido un gran avance; somos más longevos, pero ¿vale la pena serlo? Si nos atenemos a la experiencia vital propiamente dicha, puede que sí, pues tenemos oportunidad de conocer y experimentar más. Hace cincuenta años, vivir hasta los noventa o rondar los cien era impensable. Pero ahora, en los albores del siglo XXI, tal longevidad trae consigo más dependencia de los seres humanos, de medicamentos, de una sanidad pública en quiebra, pero sin que de ello pueda hacerse mención. Pruebas y tratamientos para seres humanos sin fuerzas, con cuerpos maltrechos por la vida y sobre todo por el dolor. Mentes, en muchas ocasiones lejanas a la realidad, recordando un pasado, olvidando el presente y sin esperanza de futuro.

Fue triste ver una anciana procedente de una residencia. Llegó sin nadie que la acompañara, tan solo los empleados de la ambulancia. La sociedad actual tiene un problema ante el que cierra los ojos; una gran mayoría de familias no puede cuidar a sus mayores, simplemente porque sus enfermedades precisan una atención más allá de una higiene o la compañía de un ser humano. El hecho de trabajar y de la obligación de una cotización, es otro impedimento a esos cuidados.

Entonces, se ven obligadas a recurrir a unos estamentos, donde a nivel público nunca hay plazas y a nivel privado no siempre responden de la manera adecuada, aunque este no es mi caso. También se recurre a cuidadores a domicilio, aunque el principal peso del enfermo recae, lógicamente, en los familiares.

Pero a veces no se trata de familias. Cada vez estamos más solos. Nuestra independencia “no tiene precio”, y cuando la enfermedad llega, la familia es inexistente y el ser humano solamente convive con su circunstancia, los propios servicios sociales se encargan de ingresarnos en una residencia, pública, por supuesto, en espera del triste transcurrir de la vida, en espera de iniciar el viaje sin retorno, que el ser humano implora cuando el dolor se apodera inexorablemente de nuestro equilibrio y energía.

Mi tiempo y orden fueron alterados por los acontecimientos, no tan solo los provocados por las estancias en el hospital, sino por los propios cambios por mí incitados para establecer mi particular orden. No se trataba de destruir un pasado, pues de él conservo aún muchas cosas, sino de liberarme de sus ataduras, a través de la acumulación de objetos sin ninguna clase de valor ni de utilidad. El hecho de hacer limpieza, de tirar es una magnífica terapia para la renovación de energías, tanto de una casa como de una persona.

En mi caso particular, la restauración era absolutamente necesaria, imprescindible, y ello en detrimento de las visitas a mis colegas de Libro de Arena, o de mis habituales escritos.

Parece que la normalidad vuelve a instalarse en mi vida. Quedan aun algunos cambios a realizar, pero de forma paulatina. No estoy exenta de los imprevistos, por supuesto, pero esperemos de los dioses su benevolencia durante una temporada. En mi personal visión del tiempo, mi tarea intelectual es fundamental, pero para la misma, necesito orden, limpieza, obertura de espacios y alguna que otra distracción, siempre con el humanismo como fondo: ópera, conciertos, exposiciones, etc.

Queridos colegas de blog, pido disculpas por no haberos atendido como merecéis espero y deseo poder visitaros con tranquilidad, saber de vosotros, leer vuestros escritos y comentarlos, si es que Libro de Arena lo permite.

Los que hayan abierto un nuevo blog, por favor, dejad vuestro nuevo enlace para poderos linkar.

Besos a todos y gracias por vuestra comprensión.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

" Cada vez estamos más solos. Nuestra independencia “no tiene precio”, y cuando la enfermedad llega, la familia es inexistente y el ser humano solamente convive con su circunstancia,...."

Eso es verdad Martica, a mi pasó durante un periodo muy largo con mi querida madre. Pero igual, en ése estado aprendí muchas cosas, las que hicieron de mi alma un retazo más limpio y renovado.

Me alegró verte en mi blog y no creas que no te he extrañado. Me alegró mucho lo de los versos en el hospital, eso me ha hecho sentir muy bien, pues sé que mis versos no son hojas sin rumbro arrastrados por el ir y devenir del tiempo.


LUZMARINA DE LIBRODEARNA.

Anónimo dijo...

Y como es la vida de desagradecida...verdad Marta??
Antes de empezar, y hablar de algo tan serio como la enfermedad de tu madre, quiero disculparme por no visitarte, ya que tus “cuadernos para el diálogo” siempre han sido – y son- muy buenas reflexiones cotidianas y en los últimos tiempos, más intimista.
Si has repasado algunos post anteriores, ya habrás leído que estoy pasando un periodo muy estresante, ya no por el trabajo sólo, sino también por el tema del testamento y que se aproximan nubarrones negros, muy negros, en la familia por esa cuestión. Y a mí me pilla de lleno. Es por eso que no está la cabeza como para escribir historias de humor y de amor.
Con los problemas de LdA y por razones de tiempo, se me hace imposible ponerme en contacto y responder, a todos los post de la gente que aprecio de nuestras arenas. Con algunos, a fuerza de no verlos, he perdido casi el contacto, pero ya sabes, si entro dos-tres veces por semana, responder a una veintena de personas que han posteado durante toda la semana…uffff se hace difícil. Por eso te agradezco que me hayas visitado, pues te puedo devolver la visita como dios manda.
Dicho esto, entiendo perfectamente la situación personal por la que estas pasando, es muy duro aceptar que la persona que te ha dado todo en la vida ya no es la misma y que depende de ti, y que tu vida, está siendo absorbida. Vaya si lo sé.
Mi padre sufrió un AVC (accidente vascular cerebral, es algo así como una trombosis cerebral) que le dejo muy mermado. Sus síntomas son casi idénticos al Alzheimer, y su deterioro físico y mental perduró diez años. Estuvo 1 año en cama, bajo los cuidados de mi madre, hasta que murió en el 94. (No sé si ya te lo había contado, a lo mejor sí, pero ahora no me acuerdo bien…)
Mi madre nunca quiso ingresarlo en ningún centro.
Consecuencias? Pues que ella acabó con depresión y con indicios de la misma enfermedad…rogó y rogó morir rápido y no acabar igual que su marido. Y así fue.
Has tomado la decisión correcta. Si tu madre hubiera seguido en casa, te habría arrastrado a ti, y tú eres joven para pasar por eso. Es “jodido” tomar algunas decisiones que a ojos ajenos, son egoístas, pero eso sólo puedo decirlo alguien que no tiene ni la más remota idea de lo que significa pasar por eso.
Decidir, es escoger, y a veces no podemos escoger lo que nos gustaría hacer, si no lo que debemos hacer. Desgraciadamente, siempre se recibirán críticas, escojas la opción que escojas.
Sabía lo de tu madre por LdA, pero coincidió con un mal momento personal…. Y tampoco estaba yo para apoyar a nadie.

Un abrazo y besos Marta,
y que sigas disfrutando de tu tacita de chocolate!

Miguel Soria

Ornato dijo...

Querida Marta, soy la Dama Descubierta.
Leyendo tu texto entiendo los momentos duros que habrás pasado, soy enfermera y mi ambiente es el que has descrito. Los hospitales huelen a incertidumbre, espera, desasosiego... espero que las cosas se hayan calmado y tu madre esté mejor.
Lo que se puede sacar de todo eso, pues tu misma lo dices, el saber acoplarse a los cambios, el sacar partido de las situaciones que te depara la vida, el sacar lo bueno hasta de lo malo.
Yo también soy de las que gusto de un órden, y los imprevistos no me acaban de agradar. Pero en ellos es donde, muchas veces, conocemos nuestras facetas mas incógnitas, de cómo actuaremos, de cómo afrontar este o aquel problema...

Y como dice un versículo de Eclesiastes, "todo tiene su tiempo", tiempo de llorar y de reir.

Ojalá vengan tiempos de risa ahora para ti, compañera.

Besos descubiertos

Anónimo dijo...

Querida Marta.
Espero que tu vida vuelva a recobrar la normalidad o, al menos, que te vayas sintiendo más cómoda en estas circunstancias.
Es muy duro pasar por estos malos tragos. Te deseo lo mejor.
Ánimo, muchos besos y hasta pronto.

Anónimo dijo...

Hola, Srta. Teixidó.
Te hemos seguido la pista hasta aquí. Es una lástima que hayas abandonado LDA, porque nos resulta mucho más fácil acceder desde allí (aunque últimamente los señores de LCDL nos lo ponían bastante difícil).
Esperamos, como nuestros compañeros, que pronto estés al 100%.
Ánimo y abrazos dobles.

Anónimo dijo...

HOLA LUZ MARINA

Gracias por tu visita y por tus palabras, porqué efectivamente, la enfermedad y el sufrimiento sin duda nos hacen reflexionar y ver la vida des de una perspectiva más humana, no extenta, a veces, de cierta imcomprensión por la degradación física que conlleva la enfermedad.

Ja sabes que te admiro, querida poetisa, y tus versos siempre proporcionan claridad y armonía, tan difíciles de encontrar.

Besos muy mediterráneos, querida Luz Marina y hasta pronto.


HOLA MIGUEL SORIA

Querido amigo, veo que todos vamos líados, y por supuesto de disculpas, nada porqué entiendo perfectamente la situación en que estas y las circunstancias no dependen de ti.

Chico, lo del tema del testamento puede ser peliagudo y más con familia. Te deseo suerte y que la solución a todo sea lo más positiva posible.

Con respecto a lo de mi madre, te agradezco tus palabras de apoyo y efectivamente, a veces no es ni la mejor ni la peor solución; es que és la ÚNICA, pero no por ello deja de ser dura o contundente. Y evidentemente, con el paso de las semanas veo que no había otra solución. No obstante, el problema existe a nivel general y nadie se atreve a afrontarlo. Cuando se haga, será también muy duro.

En fin, querido Miguel, seguiremos en contacto, y por supuesto, te puedo asegurar que mi taza de chocolate NO FALTA!!!. SOY UNA ADICTA y NO ME DA LA GANA DE DEJARLO. Tampoco me duele nada para hacerlo.

Muchos besos y con todo cariño y sinceridad, lo mejor para el momento que estás pasando.

HOLA GILSLA

Querida Dama Descubierta, evidentemente haces honor a tu nick, puesto que me has descubierto que eres enfermera. Hermosa profesión si se tiene vocación para la misma, lo cual reconozco que no es mi caso.

Totalmente de acuerdo con el tema de los imprevistos, y aunque reconozco que los resuelvo bien, cuando se trata de temas médicos, francamente, es enojoso, pero es una forma de obligar a enfrentarse a una situación real, la cual no depende directamente de nosotros, aunque en algunos casos, el ser humano si pueda tener responsabilidad.

Un placer recibirte por "mi casa virtual". Ya sabes que tienes siempre chocolatito a punto, que eso anima mucho, por lo que no se si vendrán tiempo de risa, de momento creo que no, pero como dice el refrán "al mal tiempo, buena cara" que el optimismo y el positivismo son una buena defensa contra lo malo.

Besos mediterráneos querida Gisla y hasta muy pronto.

RUBENTXOOOOOOO!!!!

Hermoso mío, cuanto me alegro de verte por aqui!!!!.

Pasa a tomar chocolate a la taza que TE LO MERESSSSESSSSS!!!.

Gracias por tus palabras de ánimo y si, son duros los malos tragos, pero necesarios. Ayudan a tomar conciencia de la realidad y a ser responsables.

Besos mediterráneos a montones, y por supuesto, siempre que pases, chocolatito. Muaks!!.


QUERIDISIMOS Y ADMIRADOS SIAMESES!!!

De manera que habéis descubierto mi apellido. Bueno, claro, supongo que de una manera u otra se enlazó con `mi blog en catalán "Cròniques..." y me localizastéis.

No os lamentéis que haya abandonado LDA, pero solo en cuanto a escritos, que tengo linkado Cuadernos LDA y seguiré de visita.

Muchos besos dobles, con saber mediterráneo, of course y hasta pronto. Sois encantadores!!!